17/2/07

Es Navidad -Bucaramanga


Es navidad. Todos van a fiestas menos ella. No quiere ir a ninguna parte. Pero su hermana la llama. Habrá una fiesta en el hotel Intercontinental y tocarán sus grupos de salsa favoritos. Chévere, ir.. piensa ella y le da el dinero a su hermana para que compre la boleta de entrada.

No tiene parejo. Su hermana tiene un novio que la adora y que se preocupa porque la hermana no tiene con quien ir a bailar a la fiesta. Pero ella no quiere que le lleven a nadie. Prefiere ir sola que mal acompañada. Odia las citas a ciegas.

Sin embargo todos son muy buenos y contra su voluntad le llevan un chico para que la acompañe. Ella se viste con su vestido rojo.. aquel vestido rojo de tantos recuerdos. Se hace peinar, arreglar las uñas, se siente como una reina y se va para la fiesta.

Van a recoger a la otra parejita con quien irán todos a la fiesta. Qué pereza andar en grupo, piensa ella. Odia también los grupos. No le gusta depender de nadie para ir o venir de cualquier lugar. Los grupos suelen masificarse. Donde va uno, van todos. Si uno se quiere ir, se deben ir todos. Si uno se quiere quedar, pues a quedarse todos. Qué estupidez. Pero se deja arrastrar y va con el grupito.

Llegan a la fiesta y le presentan a su parejo. Un chico menor que ella, con cara de que sale de rumba todos los fines de semana. De aquellos que se sabe todas las canciones de moda y que su novia nunca pasa de los 20 años. Y ella con sus 35 y su hijo, le hace sentir a él que va con su tía. Chico idiota. La trata de usted y no sabe de que hablarle. Ella busca y busca en su cerebro algún tema de qué poder conversar y nada. Está en blanco. En fin.. salen a bailar. El chico baila como bien.. piensa. Pero la ve tamaño hormiga cuando se da cuenta de que ella no se sabe de memoria ninguna de las canciones de moda.

Se van a sentar. Todos bebiendo aguardiente y ella que al principio se sentía tan bonita ahora se siente vieja. Se cansa. Voy al baño.. dice y se va de ahí huyendo despavorida.

Va al baño. Está que se orina.. no aguanta y el baño de las mujeres lleno siempre mientras que el de los hombres está vacío. Entro o no entro? No hay nadie.. Ah.. entro. Y entra rápidamente a ese baño de hombres completamente vacío.

Orina parada. Le da asco sentarse donde ellos vienen con su mala puntería a dejarlo todo untado y mojado. Una ardua labor subirse de nuevo las medias veladas por entre la estrecha falda del vestidito rojo.

Se olvida que está en el baño de hombres por un momento. Sale sin mirar alrededor mientras continúa arreglándose las medias. Nunca usa medias veladas. Le da calor y se siente atrapada.

Levanta la cara y de repente se ve rodeada de hombres que se encuentran de espaldas mirándose entre sí divertidos por la huésped inesperada. Ella los mira nerviosa. Sonríe. Qué pena.. el baño de mujeres estaba lleno.. dice entre risas y sale corriendo de allí estrellándose de frente con un hombre que entra al baño distraídamente mientras baja automáticamente la cremallera de su pantalón.

Sus ojos tropiezan con su cara.. y los baja con vergüenza.. y luego sus ojos tropiezan con algo mas interesante.. vaya.. y vuelve a subir los ojos encontrándose una cara sonriente mientras ella siente que sus mejillas hierven ruborizadas.

Huye.. se va para su mesa y ahí encuentra al grupito aquel. Se sienta y le ofrecen un trago. Le sabe horrible. Si bebe un solo trago mas vomitará. Así que se para. Se siente algo mareada.. les dice. Su compañero le pregunta que si quiere que la acompañe a tomar aire. No, gracias. Dice ella parándose lo más rápido que puede y en un movimiento brusco derrama la botella de licor sobre unos lustrosos zapatos negros que pasan por su camino de huida.

Sube los ojos y se encuentra una cara familiar. Ay.. el mismo del baño. Ahora si se muere de vergüenza. Ella toma una servilleta para limpiarle los zapatos, pero él la levanta suavemente para que no lo haga y ella se levanta bruscamente y su cabeza tropieza dolorosamente con el mentón de él.

Ahora quiere que le trague la tierra. El grupito mira el espectáculo sin poder creer que exista tanta torpeza. Ella dice que se va de ahí.

Ellos quieren irse con ella pero ella no escucha. Toma las llaves de su carro y sale corriendo de allí, entre lágrimas de ira hacia si misma por imbécil.

Va a buscar su carro. Abre la puerta y la alarma empieza a sonar. Ahora si.. lo último que le faltaba. La apaga desde afuera y entra a su carro. Cierra la ventanilla y se siente a salvo al fin. Enciende el carro y horror!! La alarma empieza a sonar otra vez y el carro no prende. Dios mio!! La peor noche de su vida.

Sale furiosa del carro y se recuesta en la puerta. Busca un cigarrillo en su bolso pero no encuentra el encendedor. Corona con broche de oro. Ni siquiera se puede fumar un cigarrillo
De repente una llama se enciende cerca de su cara. Ella ni mira quien le hace el favor. Enciende el cigarrillo y levanta los ojos para dar las gracias.

La cara. Otra vez la cara. Hasta ahora no ha habido una sola palabra. Sólo una cara y una sonrisa y un... y ella sonríe pensando en eso. El también. Se recuesta al carro y enciende su propio cigarrillo y ella se siente observada e inquieta.


Él le señala su carro. Ella responde que si con sus ojos.

Al día siguiente su hermana la llama por la tarde. Está preocupadísima. La han llamado toda la mañana y nadie ha contestado el teléfono. Pensaban que le había pasado algo porque su carro ha quedado parqueado frente al hotel de la fiesta.


Ella contesta jadeante. Acaba de llegar subiendo los cinco pisos de siempre pero ha corrido para alcanzar a contestar el teléfono. Los zapatos en la mano, las medias veladas en el bolso, el cabello mojado, la cara sonriente, los ojos brillantes y el hombre de la sonrisa detrás de ella.


Su hermana al otro lado del teléfono le pregunta angustiada que por qué está respirando así. Ella le dice que por nada. Que estaba buscando algo y que por fin lo ha encontrado.

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